martes, 25 de noviembre de 2014

Agua sagrada




Hace tiempo comencé a darle vueltas. El agua andaba presente de un modo constante en cada rito de forma directa o simbólica y empecé a caer en la cuenta de su importancia desde que nacemos (por el bautismo) hasta el final de la vida.
Mas allá incluso de las abluciones religiosas del bautismo, de la señal de la cruz con el agua de la pila benditera a la entrada de un templo, y del lavatorio de los difuntos, el agua es una manifestación de importancia en los ritos de paso ya secularizados del mundo tradicional. Aguas de fuentes que preñaban a las mujeres estériles que bebían de ellas, moras (moiras) que custodiaban cuevas con fuentes de agua mientras peinaban cabellos dorados y custodiaban tesoros escondidos, rogativas de agua a imágenes milagreras....
Empecé a conocer la existencia de grutas de apariciones asentadas sobre creencias ancestrales, los sacrificios humanos en las aguas pantanosas, conservados en las turberas europeas, los depósitos metálicos broncíneos de toda clase de armas ligados a los ríos, los manantiales sanadores de los santuarios prerromanos dedicados a sus dioses (Silbis en Turiaso -la actual Tarazona-, en cuyas aguas sagradas se produce la curación del propio Octavio) o Sulis en Aquae Sulis Minerva -actual ciudad de Bath (Patrimonio de la Humanidad- en Inglaterra), las saunas indígenas rituales de los castros lusitanos, galaicos, astures y vettones, la existencia de deidades romanas de las aguas y las fuentes conocidas como ninfas, templos griegos, etruscos e itálicos ligados a las aguas....


Espada pistiliforme de Veguellina de Órbigo, León. Hallada hacia 1949 al hacer un pozo al lado del actual curso del río. Pudiera hallarse sobre el primitivo lecho fluvial y ser una de ofrenda a las aguas.




El "Hombre de Tollund" (Dinamarca), ahorcado y probablemente ofrecido como un sacrificio en las aguas de los pantanos. Foto: Robert Clark



Las armas constituyen un elemento especialmente vinculado con los medios acuático, de modo que durante la Edad del Bronce, se depositaron numerosas armas en ríos, sobre todo espadas, si bien es a la Edad del Hierro a la que se adscriben destacados ejemplos en toda Europa, incluida la Península Ibérica. Se constata que en el norte, los pueblos germánicos acostumbraban a consagrar el botín a los dioses destruyéndolo y arrojándolo a las aguas de los lagos y los ríos, que eran considerados auténticos santuarios, como es el caso, entre otros, de los yacimientos en turbera daneses. Tras la conquista romana numerosas piezas del equipo militar fueron arrojadas a las aguas de ríos europeos, especialmente cascos y espadas. De hecho, cerca del 80 % de los cascos alto imperiales recogidos en la conocida monografía de Robinson (1975) proceden de contextos fluviales, especialmente de los grandes ríos como el Rin y el Danubio, lo cual demuestra una vez más que estamos ante un comportamiento ritual . No se trata, por lo tanto, de una sucesión de «pérdidas accidentales»,y menos cuando hablamos de piezas del equipo militar, especialmente valiosas para el guerrero, cuya pérdida era incluso multada.
Esta dimensión simbólica y ritual de los depósitos acuáticos queda en muchas ocasiones reforzada por el hallazgo en ellos de armas especiales, por su excepcionalidad pudiendo entenderse que estos lugares son auténticos Sacra loca in natura.

El agua va, además, ligada al mundo funerario de los pueblos indoeuropeos jugando un papel importante en el ritual posterior al crematorio, que aún hoy podemos ver en la India y que se recoge en las leyendas del ciclo artúrico.




Pedra Formosa del Castro de Sabroso, en Guimaraes, Portugal, procedente de una sauna  ritual lusitana.



Sauna castreña del castro vettón de Ulaca, Solosancho (Avila)




Gran Piscina /Natatio de las termas de Bath, levantadas sobe un manantial de aguas curativas bajo la advocación indígena a la diosa Suli, romanizada como Suli Minerva.



Mosaico de Hilas y las Ninfas de la Villa romana de Carranque, en Toledo


Y ya, en una superposición permanente, con el cristianismo se asimilan  las pilas y pequeñas piscinas termales romanas pasando a convertirse en los primeros baptisterios.

Baptisterio tardorromano del Museo del Bardo, Túnez



Se sincretizan toda clase de acuíferos con ermitaños, termas  sobre las que se levantan baptisterios y ermitas, iglesias relacionadas con pozos y surgencias, vírgenes que se aparecen en los manantiales y cuevas, como las antiguas ninfas y mouras o Xanas, procesiones con santos en andas solicitando la lluvia que mejore y aumente la fertilidad de la Tierra.
La Silbis de Tarazona, luego Minerva, pasa al culto cristianizado de Santa María de la Hydra, advocación medieval de la catedral de Tarazona, o, también, el culto a San Juan y sus aguas junto al nacedero de la acequia de Selcos, todo ello en Tarazona.
Advocaciones a San Juan, el Bautista se producen sobre acuíferos indígenas como Hontangas, en Burgos, donde se conserva un ara tallada en época romana y en el propio San Juan de Baños, situada al lado de una surgencia que se halla en el ámbito de la ciudad vaccea que pervive hasta la actualidad como Tariego de Cerrato, en Palencia.


Virgen de Manalagua, Castil de Lences en la Bureba (Burgos) 






Piscina romana del complejo termal tardorromano sobre el que se asentó la ermita románica de Nuestra Señora de las Vegas de Pedraza, Segovia.


San Juan de Baños de Cerrato, Palencia. Basílica y Fuente


Incluso algunos de aquellos lugares mágicos pasan a forma parte de escenarios milagreros de referencia común al imaginario medieval, legitimando poderes territoriales, mediante su recrasalización cristiana como ocurre en Covadonga, Asturias, o constituyendo hitos de la comunidad durante siglos en torno a una romería, especialmente expesivo en San Bartolomé de Ojo Guareja, en la Merindad de Cuestaurría, en Burgos, en un complejo natural excepcional excavado por el agua.


Covadonga


Muchos de los santuarios cristianos actuales se asientan sobre antiguos manantiales y surgencias, de cuyos orígenes poco o nada conocemos, pero que innegablemente deben formar parte de ese carácter simbólico litúrgico de las aguas. Sirvan de ejemplo  El Henar, en Cuéllar (Segovia) cuyo agua obraba milagros en la curación de todo tipo de dolencias y la Fuencisla, en el entorno inmediato de la ciudad de Segovia, La primera en el ámbito rural, la segunda en medio suburbano.


Para ir finalizando en este breve y sugerente repaso no puedo obviar un hecho similar en el ámbito ritual de otras religiones. El miqbvé es un baño ritual relacionado con las muchas normas presentes en la religiosidad judía. Para ser adecuada, una piscina de miqvé ha de contener suficiente agua como para cubrir enteramente el cuerpo de un hombre, y el agua no puede contener ningún tipo de impureza. Después de la Diáspora judía las normas de la pureza ritual se fueron dejando de practicar, excepto las de la mujer, ya que sería impura durante su menstruación y después del parto, por lo que tendría que bañarse en la miqvé.

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Piscina ritual judía de Úbeda, en Jaén, única hallada hasta ahora asociada a una Sinagoga 

En el Islam el agua tiene una función purificadora,  existiendo fuentes en las mezquitas para realizar las abluciones, pues todos los días, el musulmán debe enjuagarse la cabeza, lavarse las manos, los antebrazos y los pies antes de las cinco oraciones diarias.




Sirvan estos breves apuntes para ahondar en la sacralidad de las aguas a lo largo de milenios de religiosidad, siendo conscientes de su influencia en la historia de las sociedades y su cultura. La falta de representación de otros territorios y civilizaciones no es significativa sino producto de la necesidad de acotar esta reflexión, quedando pendiente para futuras entradas de este blog.


Que tengan una feliz semana!


martes, 18 de noviembre de 2014

El árbol del Bálsamo


Libro de los remedios sencillos, Book of Simple Medecines. Biblioteca Nacional de Rusia, en San Petesburgo. Folio 162v Extracción del bálsamo del fresno

Cada cual precisa de momentos dedicados a aliviar el peso de nuestras ocupaciones, de personas que nos proporcionen bienestar y afecto, de un bálsamo que alivie las heridas y, como por casualidad, uno encuentra calmantes, esencias, perfumes y barnices que hacen mas ligera la existencia.
La palabra griega Bálsamón proviene del semita Baal Shemen o aceite del Señor, una exudación que procede de un árbol o un arbusto, conocido como Bálsamo o Balsamero, con utilidades tanto médicas, fundamentalmente analgésicas, como aromáticas y para la fabricación de barnices. Esta resina verde amarillenta, ligera, amarga, olorosa y astringente fluye de un árbol oriundo de Siria, Somalia y Arabia, de ahí que se le conozca como bálsamo de Judea o de La Meca.
Dioscórides afirma que se encuentra en Babilonia y es, desde allí, desde donde lo transportan y lo plantan en otros lugares. 
Los orientales lo trataban como fortificante, exagerando sus virtudes en tal modo que su fama hacía que estuviera presente en los regalos que hacían a los soberanos.
A este vegetal leñoso se le realizan unos cortes en las ramas durante el verano y se le colgaban bajo las incisiones unos frasquitos de vídrio, que recogían en su interior ese polifuncional jugo.
Se aprovechaban, de igual forma, ramas y frutos; las primeras se cortaban y secaban pudiendo utilizarse, sin que perdieran sus propiedades, hasta dos años después, no mas. Sus frutos podían guardarse hasta tres. 
Ramos y frutos, según se decía, poseen la capacidad de calentar y confortar, pero no llegan a las virtudes del opobálsamo que son variadas: mezclada con vino y tomada limpia la matriz; aplicada en la vagina de la mujer expulsa la placenta y el feto abortado; mezclada con aceite macacerino o muscelino desobstruye la orina y ayuda a eliminar las piedras; con agua tibia mejora el dolor de estómago; calma los dolores de cabeza; mezclada con vino baja la fiebre cuartana y la cotidiana, así como los de oídos, introduciendo unas gotas y los dolores de dientes. Además, se usaba para mejorar las cicatrices si se le aplicaba, junto con cera, sobre la herida ya cerrada durante cuarenta días. Finalmente se utilizaba para embalsamar los cadáveres.
Al ser un producto exótico y de lejanas tierras, era caro, así que se falsificaba de muchas formas, mezclado con trementina, haciendo pasar el jugo del limonero o el aceite de nardo por el bálsamo aleándolos, también, con azafrán de oriente. Siendo las falsificaciones tan frecuentes se articularon pruebas de comprobación , algunas realmente fantásticas, para certificar si el ungüento o pócima se componía de auténtico opobálsamo o de uno falso.
Tengo bellas redomas con el preciado bálsamo, el caro, el auténtico, colocadas en una alta alacena pero siempre a mano. Gracias!


¡Que tengan una feliz semana!




martes, 11 de noviembre de 2014

Dos Juglares en el Beato de Silos.






En unos minutos se sirvió un debate en la red social, en el que todo el mundo andaba interesado. Intentábamos comprender, unos, y otros, explicar, lo que significaba esta escena, una pequeña y singular instantánea de dos personajes que remataba una de las hojas de pergamino del Códice de Silos, una copia del Beato de Liébana, bastante tardía, realizada en el scriptorium del monasterio silense.
Desde entonces hasta ahora la he estudiado, he leído sobre ella todo lo que ha caído en mis manos y la he reproducido sobre teja y tabla en diferentes ocasiones. Lo último ha sido buscar paralelos actuales de la danza y la música. ¡No deja de sorprenderme!


El Códice de Silos es una copia extrañamente tardía del Beato de Liébana. Resulta bastante sorprendente que en el cenobio altomedieval de San Sebastián, fundado a finales del siglo IX o comienzos del X, no se hubiera copiado ya el famoso beato de Liébana, pero lo cierto es que no fue hasta el renacimiento del scriptorium en el siglo XI, con el abad Domingo y su apogeo con Don Fortunio, cuando los monjes silenses se embarcan en la tarea de realizar su propia copia. 

Fueron los monjes Domingo y Muño quienes en la hora sexta del 18 de abril de 1091, que cayó en jueves, dieron por acabada la copia del texto indicando "Bendito sea el Señor que me condujo al puerto de esta obra. Bendigo también al rey del Cielo que me ha hecho llegar sin daño al final de este libro, amén".
Continúan: "Este duro trabajo de copista aprovecha el lector. El escriba cansa su cuerpo y éste nutre su mente". 
E incluso interpelan al lector: "Tú, seas quien seas, que te aprovechas de este libro, no te olvides de los escribas, para que el Señor se olvide de tus pecados. Porque quien no sabe escribir no valora este trabajo. Por si quieres saberlo, te lo voy a decir puntualmente: el trabajo de la escritura hace perder la vista, dobla la espalda, rompe las costillas y molesta al vientre, da dolor de riñones y causa fastidio a todo el cuerpo. Por eso tú, lector, vuelve las hojas con cuidado y aleja tus dedos de las letras, porque igual que el pedrisco destroza una cosecha, así el lector inútil borra el texto y destruye el libro".

La obra, una vez finalizada la escritura, pasó a los iluminadores, desconocidos para nosotros, suponiendo la muerte del abad Fortunio, acontecida, hacia el año 1100, un parón en la elaboración de las miniaturas, de modo que el libro fue totalmente acabado 18 años después, el 30 de junio de 1109, siendo abad D. Pedro.

Una de sus mas singulares escenas iluminadas se identifica con un par de juglares, un músico y un danzante, dispuestos al final de la hoja de pergamino, sin marco alguno, rematando la Storia Quattuor animalia del Liber 3, justo después de Cristo entronizado, el cordero rodeado de las cuatro criaturas, los ancianos y la visión de la corte celestial. 
Fue Meyer Schapiro quien primero llamó la atención sobre esta ilustración. No es una inicial, ni sirve de comentario al texto y parece tratarse de un elemento absolutamente profano creado como una recreación lúdica de la vida cotidiana, llena de movimiento, como un capricho de relleno de este espacio. No obstante es mas que posible que tuviera un significado relacionado siquiera simbólicamente con lo precedente.

Los personajes se colocaron afrontados y se representan con túnicas cortas y un curioso calzado elevado. La forma triangular de las plataformas nos induce a varias interpretaciones que oscilan entre unos incómodos y extravagantes chapines de altas plataformas, los coturnos para caminar preservándose de los barros o un curioso modo de representación del movimiento o los pasos de danza.




El de la izquierda tañe un instrumento, una viola oval, mal llamada Fídula (pues no existe ninguna base histórica para denominarlas así); un instrumento de cuerda frotada, y parece danzar mientras lo toca.




El de la derecha, también danzante, sujeta por el cuello un ave zancuda, con una de sus manos, mientras que en la otra blande un espadón o faca.
Ha querido verse una cierta relación entre esta representación y aquella descripción de a algunos juglares que esgrimían cuchillos y espadas y que fue recogida por D. Ramón Menéndez Pidal y compartida por J. Williams, y con la supuesta habilidad juglaresca para imitar el canto de los pájaros. Ninguna de las dos hipótesis parece poder mantenerse.



María del Rosario  Álvarez contradice a Meyer Schapiro y propone la vinculación de la escena con el texto precedente, indicando que ambos danzantes -que se hallan tras el cordero y los cuatro seres vivientes-, poseen un significado ligado al pecado. Se basa para ello en sus desafiantes rostros, alejados de las beatíficas caras de otros personajes, así como en la introducción de novedades en el ámbito musical, en este caso la viola oval, que sería una transformación de un instrumento sagrado. El ave , propone, representaría el pavón de la Resurrección y todo el conjunto estaría encaminado a condenar a todos los que realizan acciones pecaminosas y reprobables, incluyendo la música y la danza, contra Cristo y su iglesia.
Yo no sabría qué decir al respecto. Tiendo a creer, como la navaja de Ockham, que el camino mas sencillo es la mejor explicación, pero es cierto que sobre la simbología antigua litúrgica carezco de suficiente conocimiento como para desechar nada. Me fío de los investigadores de primera que me agasajan con su amistad virtual y real.

Así lo pinté








Que tengan una feliz semana!


Para viola







martes, 4 de noviembre de 2014

Carmina figurata





La escritura ligada  a las imágenes, en casos son poemas de figuras, existe desde el inicio de la tradición literaria occidental. El lenguaje adquiere así una dimensión visual y la imagen complementa la información literal, de modo que ambas redundan el sentido de la palabra o del concepto visual.
Los hay que nos recuerdan a los crucigramas y que son, en realidad, imágenes insertas en un texto, que puede se leído en diferentes direcciones, mientras que otros están construídos con figuras que dibujan y ponen contorno a los versos que encierran.

Esta licencia enfatiza y reafirma con elegancia las expresiones constituyendo un recurso estilístico que llega a reproducir la forma del objeto descrito o representado simbólicamente.  Recibe nombres diversos: Poemas asistidos, figuras de relieve, pattern poems y sobretodo, Carmina Figurata. 
No se trata de lo que conocemos como poesía visual, en la que textos y recursos visuales son indisociables, ni de la poseía ilustrada, si no que en aquellos la separación visual y textual no supone merma de la información en lo sustancial.


Estos carmina figurata tienen una larga tradición que se remonta a los textos sagrados hebreos desde donde pudo pasar a la literatura griega, en la que se utilizaron caligramas, laberintos y todo tipo de juegos fonéticos,  si bien fueron los latinos Publio Optancio Porfirio, poeta al servicio del gran Constantino, y Venancio, obispo de Poitiers y creador de los laberintos del siglo VI, los antecesores de los carmina figurata de época carolingia, momento en el que este género alcanza un notable desarrollo y difusión.



Detalle de Piscis


Los Carmina Aratea de Marco Tulio Cicerón (I a C.), recogen, con textos de la Astronomía de Higinio (64–17 a C),  los fenómena - φαινόμενα-   que Arato de Solos describió en el siglo IV: signos celestes que ayudaban a los navegantes y permitían el cómputo del tiempo, las estaciones, equinocios y cuyos nombres se trasmitieron a lo largo de los siglos.
En el siglo IX, entre los años 820-850, esta obra fue copiada presentando esta combinación de los textos en sus figuras, en un libro procedente de la diócesis de Reims, en el norte de Francia, hoy en la British Library.



         

A la derecha, Perseo con la cabeza de Medusa. A la izquierda, la constelación Cetus


constelación Anticanis



                             


A la derecha Capricornio, a la izquierda Eridanus.

El benedictino Rabano Mauro (780-856) abad de Fulda y obispo de Maguncia, escribió, hacia el año 810, una alabanza a la Santa Cruz,  De Laudibus Sanctae Crucis.
La obra se divide en dos libros, el primero formado por  una colección de 28 poemas religiosos en estilo de carmina figurata, y el segundo escrito como extensión del contenido de los mismos. 
Se considera que existió una primera versión del texto antes de mediados del siglo IX que fue copiada y renovada y de que hoy se conservan varios ejemplares. La obra, al parecer, fue dedicada al rey carolingio Luis el Piadoso, de quien fue consejero.


Carmen I. Del ejemplar de la Biblioteca Vaticana

En la Biblioteca Municipal de Douai se conserva una obra de características idénticas , De Laudibus sanctae Crucis (Alabanzas a la Santa Cruz), de Oliverus; procedente de la abadía de Anchín y fechado en 1175.






Existen otros ejemplares importantes y bien analizados, como el de la Universidad complutense, en Madrid, si bien está incompleto, faltando las figuras I a VI, precisamente las de carácter figurativo mas claro.

Este sistema de poemas figurados se conservó vigente durante toda la Edad Media y en todas las culturas y textos sagrados de las diferentes religiones, habiendo llegado a nosotros algunos de aquellos hebreos de finales del XV en Alemania, como el del Gallo y la escena del perro y el ciervo, de Josel Ben Simeon, en Feibush, fechado en 1460, conservado, también, en la British Library.



Gallo



 Carmen figuratus con un perro mordiendo la para del ciervo. Arriba el rey informa de la muerte del Faraón.



En la Edad Moderna siguieron escribiéndose y dibujándose poemas de figuras, laberintos y poemas permutacionales a la manera del místico catalán Raimundo Lulio, que permiten al lector manipular las palabras propuestas y concretar su propia versión del poema. 



Ars magna generalis en la que Ramón Llull dicta doctrina.







Harley 1861



Francisco Esteban Acuña de Figueroa (Montevideo, 3 de septiembre de 1791 – ídem, 6 de octubre de 1862) 



En la década de los años 60 del siglo XX la representación escrita del objeto se opone a otra iconográfica en lo que se ha venido a denominar la poética conceptualista.

Vean imágenes


Feliz Semana!